En la vida creemos que llevamos el timón, planificamos, organizamos, trabajamos y conseguimos, y sin embargo no acabamos de estar satisfechos. Sentimos un extraño vacío interior que no parece llegarse a calmar con nada. Llevamos tanto tiempo anulándolos, tratando de encajar en lo que «deberíamos» ser que ya que no nos conocemos. Es como si hubiésemos quedado atrapados entre los mandatos sociales o familiares, sean conscientes o inconscientes. A veces, esta pérdida de nosotros mismos duele tanto que no encontramos el sentido y la dirección. Este es un momento de confusión que nos conducirá a un mejor conocimiento de nosotros mismos y a una mayor coherencia en nuestra vida.
Al tomar conciencia de hasta que punto he llegado a distanciarnos de nosotros mismos, aparece un vértigo, una crisis. Han sido muchos años intentando taparlo para seguir en la misma trayectoria. Sin embargo este terremoto en nuestra vida ha venido para cambiarla definitivamente, y en todos los casos para mejorarla, solo que necesitaremos la perspectiva del tiempo para poder apreciarlo.